Si hay algo que la vida me ha enseñado, y por desgracia, con frecuencia, es que las cosas se acaban. Las flores se marchitan, el verano se enfría, el amor se desvanece, la amistad traiciona, las familias se separan, las personas mueren, la navidad deja de emocionar, los cumpleaños dejan de ser especiales, los corazones se rompen, lo que nos importa se pierde, las ilusiones se rompen en mil pedazos, las sonrisas verdaderas dejan de salir, las palabras sinceras escasean, la tinta del bolígrafo se acaba, y las canciones terminan.
Y al final solo te quedan los recuerdos de todo aquello que has podido tener, pero que como todo, es efímero.
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